La Generalitat ha presentado la nueva marca turística de la Comunitat Valenciana, una palmera más moderna y visible, adaptada a la nueva denominación de la Agència Valenciana del Turisme, tal y como indica la nueva Ley de Turismo, Ocio y Hospitalidad, que entró en vigor el pasado lunes, 9 de julio.

En concreto, el nuevo diseño de este icono turístico varía la tipografía, la tonalidad azul del tronco, el cual se ha acortado ligeramente y se ha modificado sutilmente la inclinación para dar mejor cabida al nuevo nombre del organismo «Turisme, Comunitat Valenciana«.

Este nuevo icono turístico ha sido presentado esta noche en l’Hemisfèric durante la gala de celebración de su XXX aniversario, un acto que ha congregado a cerca de 800 personas, representantes institucionales y empresariales de las tres provincias. Entre ellos, ayuntamientos, mancomunidades, asociaciones, universidades, aeropuertos, autoridades portuarias, cónsules, senadores, diputados, marcas turísticas, medios de comunicación y representantes de todos los sectores vinculados al turismo.

El acto ha sido presidido por el president de la Generalitat, Ximo Puig, acompañado por el secretario autonómico de Turisme Comunitat Valenciana, Francesc Colomer y el diseñador Pepe Gimeno. Además, también ha asistido la vicepresidenta y consellera de Igualdad y Políticas Inclusivas, Mónica Olta, así como una amplia representación del Consell.

Nueva marca de Turismo de la Comunitat Valenciana.

El president ha destacado que el turismo en la Comunitat Valenciana supone el 13,2% del PIB y el 14,4% del empleo, «unas cifras que muestran la relevancia del sector», «pero ante las que no cabe relajarse». En este sentido, Puig ha manifestado que se ha de aprovechar el momento «para reflexionar sobre las posibilidades» de este segmento económico.

«La Generalitat -ha aseverado Puig- trabaja por un turismo sostenible«, y una gestión de recursos como el patrimonio, la gastronomía o el territorio que «mantenga todo su atractivo».

Así, para que el turismo sea una realidad «vivida» y «convivida», el jefe del Ejecutivo valenciano ha expuesto la necesidad de apostar por un «triple pacto» intergeneracional, social e interinstitucional para afrontar «la complejidad de la sostenibilidad turística» y «hacer del turismo un espacio de cogestión entre todos los actores implicados».

Ximo Puig durante la presentación de la nueva palmera de la Comunitat Valenciana.

Tres décadas de un símbolo turístico

Durante el acto se ha proyectado un video que ha hecho balance de las tres décadas de la Palmera, destacando los mejores atributos turísticos de la Comunitat Valenciana, así como las nuevas líneas adoptadas por el actual Consell en materia turística.

Para el secretario autonómico de Turisme Comunitat Valenciana, Francesc Colomer, «la Palmera se constituye como un icono identitario que ha cumplido 30 años, ha sobrevivido a todos los tiempos y es un símbolo del turismo que evoca la hospitalidad, el Mediterráneo y la Comunitat como una tierra sin complejos ni fronteras».

La palmera turística nació en el año 1987 de la mano del Institut Turístic Valencià (ITVA) con la voluntad de ofrecer una imagen fresca, alegre y desenfadada de la oferta turística de la Comunitat Valenciana. En su primer diseño, realizado por Pepe Gimeno, estaba compuesta por unos rasgos de distintos colores, realizados con carboncillo, que se cruzaban entre sí. En ella estaban presentes los tres colores de la bandera valenciana: azul, rojo y amarillo.

El objetivo, según el diseñador fue «recoger la luminosidad de nuestra tierra y expresar la alegría y las ganas de vivir de nuestra gente«. Más tarde, con la llegada de la era digital, el Gobierno valenciano tuvo que adaptar la Palmera a las exigencias de la nueva tecnología. Se eliminó el contorno irregular que poseía y se transformó en un perfil vectorial mucho más sencillo. Así «la Palmera pasó del trazo analógico al vector digital sin perder ni un ápice de su identidad ni de sus raíces», ha detallado Pepe Gimeno.

Para Gimeno, «la Palmera está donde está, y es lo que es, por méritos propios», a su juicio «ha ido subiendo escalones poco a poco, hasta consolidarse como un emblema turístico de nuestro destino».

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