La leyenda del Ratoncito Pérez está muy extendida. Los niños saben que cuando les caen sus primeros dientes, deben guardalos para que los empleados del roedor más generoso del mundo los intercambie por regalos. Pero, ¿Dónde y como se almacenan los incisivos de todos los niños del planeta? La respuesta la encontramos en Valencia, concretamente en el Antiguo Almacén de Dientes, uno de los lugares más mágicos en los que los sueños suelen convertirse en realidad.

Una vez atraviesas la puerta se abre ante nosotros un mundo de ilusión donde puede ocurrir todo lo que se nos ocurra. Las máquinas, que cuentan con varios siglos de funcionamiento, trabajan casi sin descanso para recibir todos los molares que llegan en tren desde todos los confines del mundo. Allí se seleccionan, se calibran y se separan en función de su limpieza y su pureza.

A partir de ahí, los empleados del Ratón Pérez que suele gestionar el perfecto funcionamiento desde la central que tiene en París, trabajan sin descanso para que los más pequeños de la cara tengan su esperado regalo.

Al Antiguo Almacén de Dientes llegan toneladas de dientes diariamente. Los empleados del lugar inciden en que los niños tienen que cepillárselos todos los días porque los más sucios se convierten en alquitrán para carreteras y los más limpios…. Es un misterio que solo se podrá descubrir en el Antiguo Almacén de Dientes del Ratón Pérez.