Con más de ocho siglos de historia el Gremio de Maestros Confiteros de Valencia nos abre las puertas de sus instalaciones. La asociación, una de las más antiguas del continente europeo, es clave en la celebración del 9 de octubre: el día de Santo Donís.

Una jornada donde cobran protagonismo los tradicionales mazapanes, unos dulces que no pasan de moda entre los valencianos pero que tienen que continuar dándose a conocer en el resto de municipios.

Algunos se preguntarán de donde viene esta tradición tan característica de Valencia. Todo comenzó cuando la ciudad convirtió en una fiesta anual la entrada de Jaume I. Una jornada que las autoridades del siglo XVIII prohibieron al considerarla muy ruidosa.

A los primeros mazapanes se fueron añadiendo formas de frutas y verduras representado la fertilidad de la huerta de Valencia. Desde los inicios de esta tradición de San Donís, los dulces estaban envueltos en un pañuelo que con el tiempo dio nombre a la festividad, un día que muchos valencianos consideran como un Santo Valentín particular.

La tradición es que los hombres regalan dulces de mazapán envueltos en un pañuelo a sus mujeres y estas los conservan como prueba de amor. Y para no perder las costumbres, este año la ciudad de Valencia ha vuelto a apostar por estos dulces tradicionales que continúan pasando generación a generación.