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Entre sus credenciales se acentuaba la calidad de su golpeo y su facilidad para enfrentarse a las acciones a balón parado. Se trata de una especialidad que maneja con soltura y precisión. Lo decía su currículum. Y la advertencia parece totalmente fundamentada partiendo de los hechos que acontecieron en las instalaciones de Pinatar Arena. Bardhi amagó con romper el cuero en el primer acto, si bien Verza tiró de galones para resolver desde la estrategia. No obstante, la historia volvió a repetirse en la reanudación. El esférico quedó varado en las cercanías de la meta cadista. Bardhi alzó la vista delimitando su objetivo y estudió la situación con detenimiento para hallar la luz. Fue una parábola inapelable para los guantes de David. Bardhi capitalizó la atención en el tercer desafío amistoso de la pretemporada. Al festejo del gol se unió Campaña en el primer acto para cerrar una combinación colectiva. El mediocentro se sacó un latigazo desde la frontal del área que acarició la malla defendida por Cifuentes después de estrellarse en el palo. El Levante retomó el sentido del triunfo en el choque cruzado que le enfrentó al Cádiz tras morder el polvo frente al Almería.

No es el componente que más enfatiza Muñiz del relato de los encuentros amistosos, La victoria no resulta capital, pero tiene una trascendencia supina sobre la conciencia de los jugadores. No es el valor más buscado por el cuerpo técnico, pero ayuda sobremanera en la configuración de la identidad deportiva propuesta. El preparador asturiano invirtió el planteamiento establecido en el envite del pasado sábado. Desde este prisma, los jugadores que cerraron la confrontación ante la escuadra almeriense, con la lógica excepción de Roger, saltaron al verde de inicio para oponer resistencia a un Cádiz con sabor azulgrana tras la reciente contratación de Barral y la presencia en la línea de medios de José Mari. El resto esperaba en el banquillo para sumarse al partido al filo del minuto sesenta. La principal singularidad del Levante, principalmente en el primer acto y en el nacimiento de la segunda fase, fue se carácter geométrico.

El cuero rodaba sobre la pradera en un interminable paseo por las botas de los jugadores granotas. El Levante se movía entre el vértigo y la pausa en busca de la mejor opción para circundar los dominios de Cifuentes. Verza, José Campaña y Bardhi establecían una especie de triángulo mágico infranqueable para susz adversarios. Nadie discutía su superioridad en ese espacio del campo. Con la fuerza de un imán atraían el balón para propulsarlo hacia los costados. La fórmula se repetía constantemente. El esférico rodaba por la medular para proyectarse en dirección hacia los flancos. Todo adquiría sentido. Las bandas se convertían en autopistas por las que circulaban Luna y Rubén y Jason e Iván. La vocación ofensiva de Luna e Iván fue extraordinaria.

El lateral andaluz ofreció mil relevos a Rubén. No solo defiende, hay una querencia irrenunciable en su juego a lanzarse en busca de aventuras alejadas de su hábitat más natural. La consecuencia es la configuración de un Levante que adquiere profundidad por ese punto del campo. Lo goles sancionaron el dominio de la nave azulgrana. Bardhi provocó que las palmas atronaran en la instalación murciara. Fue una manera de reconocer la majestuosidad de la acción diseñada por el macedonio. Detrás del gol hubo más noticias esperanzadoras en torno a su figura. Bardhi fue rápido en la toma de decisiones y vertical y descarado con la pelota. La secuencia de cambios no varió de raíz el signo del enfrentamiento, si bien el partido fracturó en los minutos finales. Morales puso el turbo para acercarse a las inmediaciones del área cadista. El gol de Romera en el epílogo de la cita fue prácticamente testimonial.